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13 febrero, 2025, 3:52

Sin dólares frescos, Milei apostará fuerte al plan fiscal y no tiene plazos para la apertura del cepo

Rodrigo Valdez y Luis Cubbedu escucharon con satisfacción en boca de Luis Caputo el plan de ajuste fiscal que quiere llevar adelante el gobierno de Javier Milei desde el 10 de diciembre. Los encargados del FMI de seguir el plan argentino comprobaron que es verdad lo que dice el libertario: se trata de un ajuste mucho mayor respecto a cualquier plan de estabilización que el organismo le haya exigido a un país miembro en los últimos 15 años.

El futuro ministro de Economía había sugerido a través de informes de su consultora Anker que la Argentina estaba en condiciones de acceder a una suma cercana a los USD 20.000 millones en los mercados internacionales. ¿Habrá sido ése el plan que le acercó a Mauricio Macri, quien luego le sugirió esa posibilidad a Milei? Todo indica que así fue.

El saldo, por favor

En ese esquema de Caputo aparece la posibilidad de conseguir un desembolso del FMI por alrededor de USD 10.000 a 15.000 millones. Es un monto no desembolsado por el organismo, que en 2016 aprobó un paquete de USD 57.000 millones (el monto exacto varía según el momento que se considere, pues los créditos están nominados en DEGs, la “moneda” del Fondo, que fluctúa levemente respecto del dólar) a favor de la Argentina. Ese monto no se llegó a gatillar en su totalidad, porque en el medio Alberto Fernández ganó las PASO en agosto de 2019 y cambió totalmente los planes.

A eso se suman otras posibilidades, como vender las acciones que posee el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la Anses, por alrededor de USD 4.000 millones. Claro que luego de la última suba ese monto podria llegar a USD 5.000 millones.

A eso podría agregarse, en el “plan Caputo”, una estructura que cuente con colateral de deuda argentina, que está en poder del FGS y del propio BCRA. De esta manera podrían obtenerse otros USD 12.000 millones “como máximo”.

Semejante ingeniería financiera requiere de mucho tiempo para ser implementada. Aún cuando se trata de una propuesta viable (FMI+acciones FGS+estructura con colateral de deuda), es imposible instrumentar de la noche a la mañana. Llevaría no menos de tres meses y posiblemente hasta seis meses.

Ver para creer

Pero en el FMI no dieron una sola señal sobre la posibilidad de liberar fondos frescos a favor de la Argentina. Primero quieren ver si el plan de estabilización es o no exitoso. El primer requisito pasa por la recepción del Congreso y las chances de avanzar con los recortes necesarios para lograr el objetivo: llegar en un año al equilibrio de las cuentas públicas, dejando atrás un déficit fiscal (primario y financiero) de 5% del PBI.

Semejante recorte en tan poco tiempo tiene pocos antecedentes. Lo más cercano son los ajustes que tuvieron que hacer varios países europeos en la crisis desatada a fines de la década del 2000, como consecuencia de la crisis hipotecaria en Estados Unidos. Países como Grecia, Portugal e Irlanda se vieron obligados a reducir sus rojos fiscales y lo lograron. Claro que no es lo mismo estar dentro de la zona del euro que en la Argentina.

La casi total certeza que Milei arrancará sin dinero fresco para apoyar su plan de estabilización implica, por lo tanto, agudizar el ingenio para llevar adelante el sinceramiento de las principales variables y sobre todo empezar a desandar el camino de las restricciones cambiarias.

Las reservas netas negativas del Central complican el panorama. La entidad tiene una escasa capacidad de intervención y la cosecha de trigo aportará pocas divisas a fin de año. Por eso, las fichas están puestas a ofrecer un tipo de cambio más competitivo y alentar las exportaciones a partir de la próxima cosecha de soja. Pero para eso habrá que esperar hasta mayo.

El lunes 11 de diciembre habrá que tomar una decisión sobre el tipo de cambio oficial. ¿Habrá o no maxidevaluación? En el entorno del futuro equipo económico dejaron trascender que no ven con malos ojos un arranque a $650, lo que implicaría un ajuste del 80% del tipo de cambio oficial. Claro que el impacto sobre los precios se sentiría casi de inmediato

La brecha se achicaría notoriamente, teniendo en cuenta que el dólar MEP cerró el viernes a $900. Pero existe un enorme peligro: al mantenerse el cepo cambiario la brecha puede volver a aumentar, tal como le sucedió a Sergio Massa cuando decidió el ajuste del dólar oficial en agosto, desde 290 a 350 pesos.

Ajuste, confianza y demanda de pesos

Para que eso no suceda, el plan de ajuste fiscal debería ser lo suficientemente convincente como para que se recupere la confianza y que los argentinos no sigan huyendo al dólar. O, lo que es lo mismo, que aumente la demanda de pesos y ayude a remonetizar la economía.

Aquí aparece el desafío de hacer algo con las Leliq, que ahora se transformaron en pases pasivos (colocaciones de los bancos en el BCRA a un día de plazo). Pero sin dólares frescos, resulta imposible trabajar en un rescate de los pesos excedentes, al menos en el corto plazo.

En principio, estaría decidido que esos títulos cambiarán de manos y sería el Tesoro el que efectuará un megacanje para sacarle la responsabilidad al Central. Pero nada de fondo cambiará si esos pasivos siguen existiendo, por más que se haya producido un cambio de deudor.

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