Fue su trabajo, su pasión, la que lo trasladó hasta Qatar, pero es el Mundial el que lo retiene. Iván Guerrero es un joven entrenador de básquet argentino que llegó hasta ese territorio inexplorado para él al recibir una oferta de la selección femenina local. “Es un poco dura la vida acá, si no estuviera el Mundial cambia el panorama. No estaría tan estimulado y los días se hacen iguales, monótonos, más con el calor”, explica sobre la vida que lleva desde hace varios meses en ese país.
El estudiante de medicina, de 28 años, que pausó su vida universitaria ante ofertas laborales en el básquet en Islandia y Dinamarca, lleva casi un año como head coach de la selección local, pero la motivación que se esconde detrás de ese trabajo está vinculado al fútbol: asistirá a la selección argentina de Lionel Scaloni en los entrenamientos.
“Me postulé como voluntario de FIFA y gracias a Dios me salió estar en el entrenamiento con ellos, con la selección argentina. Tenemos que preparar todo, el campo de entrenamiento, estar con ellos por si necesitan algo, estar con los medios. Somos el nexo entre ellos y la organización, básicamente. No puedo dar muchos detalles porque claramente es confidencial. Estoy muy contento”, horas antes de iniciar su trabajo con la Albiceleste.
Guerrero nació en Mar del Plata, uno de los centros basquetbolísticos de Argentina. Jugó en Peñarol desde niño, en donde tuvo algunos cruces en infantiles con apellidos ilustres como Luca Vildoza, Pato Garino, Taya Gallizzi o incluso algunos entrenamientos con Facu Campazzo. A los 17 años empezó a transitar el terreno de entrenador al mismo tiempo que estudiaba para recibir el título.
Luego de comandar al equipo femenino del club en el que se formó, emigró a Islandia en 2017 para desarrollarse definitivamente como coach profesional, aunque tomó un rol como asistente. “Estudiaba medicina mientras trabajaba en el club. Ahora tengo que volver a Argentina para terminar la carrera, es uno de mis objetivos. Me gustaría especializarme en algo vinculado a lo deportivo o de cardiología. Puse una pause cuando llegó la oportunidad para venir a Qatar y vivir el Mundial. Tengo que pensar si vuelvo a estudiar o sigo con mi carrera en el básquet un año más”, aclara.