Más allá de las aún altas cifras de casos positivos de coronavirus en jugadores de ligas de todas las latitudes del mundo y de las cancelaciones de partidos y eventos, el gran problema que está atravesando el fútbol por estos días y que no se encuentra siendo demasiado debatido pasa por la alta cantidad de futbolistas que murieron dentro de la cancha en las últimas semanas. Este sábado, en plena Navidad, falleció Sofiane Loukar, de 30 años y que militaba en el MC Saida de la segunda división de Argelia.
Si bien no padecía ninguna enfermedad preexistente y contaba con el apto médico y, por consiguiente, con todos los estudios en forma para poder realizar un deporte de alto rendimiento, la víctima sufrió un choque de cabezas contra un rival cuando fue a disputar un balón aéreo a los 26 minutos del primer tiempo. Luego de recibir la atención correspondiente, decidió continuar jugando y no fue sustituido como marca el protocolo en varias de las principales ligas del mundo. Lamentablemente, 10 minutos después de la colisión, se desplomó en medio del terreno de juego y perdió la vida producto de un infarto, pese a los intentos de los médicos por reanimarlo con un RCP. Lógicamente, el partido fue suspendido de forma inmediata.